LA DIOSA

Arriba,
en la torre más alta de un sueño.
Inalterable al azote del tiempo.

Pugnando por bajar,
mientras ondea como un estandarte perfecto,
envuelta en mil hilos de oro y cristal.

¡Inmarcesible!
¡Que ni el viento la toque!

Peregrino,
no la mires,
no la roces.
Morirás en el intento.

Que la diosa solo baja
en las noches a su dueño,
escondida en un deseo.